Este mes he hecho una estancia en la Universidad de Dubrovnik (Croacia), donde he impartido una conferencia sobre documentación cinematográfica. No solo he podido hablar de un tema que me apasiona, sino que también he tenido la ocasión de explorar a fondo la encantadora ciudad amurallada. Además, he aprovechado para visitar Zagreb, la animada capital croata, y para aventurarme en dos países vecinos: Montenegro y Eslovenia. ¡Ha sido un viaje realmente inolvidable!
Croacia ofrece una belleza natural asombrosa, fabulosos rincones para bañarse, sol en verano, historia a raudales, arquitectura interesante, un vino increíble y marisco exquisito.
Dubrovnik
De entre las ciudades amuralladas que he visitado, Dubrovnik es la que más me ha impresionado, sobre todo por su casco antiguo, tan bien conservado, que cuenta paso a paso la compleja historia de esta localidad a orillas de un Adriático de color zafiro.
Desde siempre, el puerto es uno de los lugares más importantes de esta ciudad, ya que buena parte de la riqueza de la ciudad se ha basado históricamente en la navegación y el comercio marítimo. Para los ragusianos, navegar era tan importante que cada hombre, a lo largo de su vida, debía plantar cien cipreses, cuya madera serviría después para construir barcos. Esta costumbre explica la abundancia de cipreses en las colinas que rodean la ciudad.
Al sur de Dubrovnik se encuentra la región rural de Konavle, un valle agrícola famoso por su vino blanco. Por el paisaje protegido de Konavoski Dvori discurre el cauce del río Ljuta, a lo largo del cual se encuentran numerosos molinos que son hoy un monumento cultural protegido. Sobre un pequeño acantilado, la fortaleza de Sokol, de singular arquitectura, ofrece espléndidas vistas del valle.
Zagreb
La capital croata es una de las ciudades centroeuropeas más agradables. De amable tamaño, es perfecta para una escapada de pocos días o para incluirla, como yo mismo he hecho, en un viaje más amplio por la región de los Balcanes.
La plaza Ban Jelačić es el corazón geográfico de Zagreb, un punto de referencia que ofrece todo un espectáculo visual entre tranvías, vendedores de periódicos y flores, y numerosos cafés y puestos de cerveza y salchichas. A su alrededor hay varios edificios emblemáticos:
- El Teatro Nacional de Croacia, un imponente edificio clásico de color amarillo, es una obra maestra de la arquitectura neobarroca.
- La Catedral, levantada en la Plaza Kaptol, ha sobrevivido a invasores, guerras y terremotos, y es todo un milagro de la historia.
- La Iglesia de San Marcos, reformada casi por completo en el siglo XIV y coronada por un colorido tejado que recuerda a la mismísima catedral de San Esteban de Viena, sirve como parroquia del casco antiguo.
Todas las ciudades importantes tienen un mercado que las representa. En la capital croata, el Mercado de Dolac es un lugar muy vistoso, rodeado de bares, restaurantes y comercios, y concurrido tanto por sus habitantes como por los miles de turistas que visitan esta ciudad.
Zagreb tiene uno de los museos más originales y románticos del mundo: el Museo de las Relaciones Rotas. El centro ha recibido premios al museo más innovador de Europa y ciertamente lo es. Uno se pregunta a quién se le pudo ocurrir la idea de reunir historias de desamor en una muestra en la que se puede encontrar desde una lata de incienso que no funciona hasta una plancha noruega utilizada sobre un vestido de boda.