Acabo de regresar de Valladolid, donde he tenido el placer de impartir el curso intensivo «Inteligencia artificial generativa para bibliotecas universitarias» (10 h), organizado por REBIUN en la Universidad de Valladolid y dirigido a responsables de bibliotecas universitarias de toda España.
En esta formación hemos explorado en profundidad el potencial de la inteligencia artificial (IA) generativa como herramienta en su entorno. El objetivo era ofrecer una visión práctica y, a la vez, crítica, que proporcionase conocimientos, herramientas y metodologías para potenciar la productividad y reforzar el apoyo a la docencia y la investigación.
Hemos abordado temas como los modelos de lenguaje, el análisis de textos y datos, la generación de imágenes y la instalación local de modelos de lenguaje para experimentar en privado. También hemos analizado la aplicación de la IA en procesos editoriales y en la investigación científica, y hemos reflexionado sobre cómo integrarla en los flujos de trabajo de forma ética y responsable, sin renunciar al criterio humano.
Este curso reafirma el compromiso de REBIUN con la formación en IA para que las bibliotecas universitarias desempeñen un agentes clave en la adopción de estas tecnologías en la educación superior y en la investigación científica. Pienso que la IA generativa, con sus ventajas y retos, transformará la gestión de la información y el apoyo a la investigación, y que el personal bibliotecario, como facilitador del acceso a la información y promotor de su uso responsable, tiene un papel clave en este proceso.
Ha sido muy gratificante reencontrarme con caras conocidas y también ver caras nuevas. ¡Y qué decir de Valladolid, ciudad siempre acogedora! Ya había tenido la oportunidad de visitar la ciudad en 2023 para participar en las jornadas Bibliosalud, donde también traté el tema de la IA en las bibliotecas.
Para mí es un lujo poder intercambiar conocimientos y experiencias en un campo tan relevante, y quiero agradecer a todo el público asistente su activa participación y su interés. Ha sido un público de diez que ha contribuido a crear un ambiente muy productivo durante las sesiones.
Más allá de lo estrictamente formativo, la estancia incluyó la oportunidad de conocer otros atractivos locales. La Universidad de Valladolid, como institución anfitriona, nos invitó a visitar su Biblioteca Histórica de Santa Cruz, donde quedamos impresionados por la belleza del recinto y, muy especialmente, por su magnífica colección de libros antiguos y manuscritos, incunables, raros y tempranos, todos ellos muy bien conservados.
Y para rematar la experiencia, ¡nos fuimos de tapas! Una buena forma de conocer el lado más lúdico y sabroso de la gastronomía vallisoletana. Sin duda, un cierre perfecto para una visita que, espero, se repita pronto.