Antonio Reina ha inyectado una dosis de novedad en el terreno de la música contemporánea al apostar por el estreno de mi Sonata para piano (1998−2005) en el marco del XXVI Festival Internacional de Música de Ripoll. El artista, de trayectoria reconocida con numerosos premios, se enfrentó a esta partitura exigente y la iluminó con audacia en el Monasterio de Santa María.
En su interpretación, meticulosa con los detalles y atenta al conjunto general, Antonio ilustró la concepción que tiene de mi obra partiendo de un respeto escrupuloso a la partitura. Concentrado en esculpir cada nota en una composición ciertamente compleja, juzgó los garabatos de los pentagramas con acierto e imaginación. Y ofreció una lectura vital y colorista, destacable por la fluidez con que el intérprete se maneja por los vivos contrastes entre los diversos episodios, desde los más íntimos y melódicos hasta los más ásperos y violentos.
