Este mes he hecho una estancia en la Universidad Jan Amos Komenský (Praga)donde he impartido dos conferencias sobre documentación audiovisual, una disciplina con poca bibliografía internacional, y he visitado las instalaciones de Český rozhlas, la radio nacional checa.
Como una de las charlas era sobre documentación cinematográfica, he aprovechado para visitar Karlovy Vary, una ciudad balnearia que ha sido localización e inspiración de éxitos de taquilla como Casino Royale y El Gran Hotel Budapest. ¡Lo reconozco: soy un set-jetter!

Casa Danzante
Praga
La capital checa es el plató más solicitado por la industria cinematográfica, gracias a que es una de las ciudades mejor conservadas de Europa. Resistió a dos guerras mundiales sin sufrir la devastación de otras grandes ciudades del viejo continente. Un ejemplo son sus viejos puentes, uno de los grandes atractivos de Praga.
El puente de Carlos es el más bohemio y el lugar perfecto para apreciar el río Moldava, que se ensancha al pasar por la ciudad como si se recreara en su belleza. Recorrerlo al amanecer y al anochecer es una delicia, cuando se puede oír el sonido de los pasos sobre el pavimento adoquinado. Es todo un símbolo urbano, como el río Spree en Berlín, el Támesis en Londres o el Sena en París.
La capital checa tiene un aspecto antiguo que transporta a otros tiempos. La Plaza de la Ciudad Vieja, la más hermosa e importante de Europa, tiene una atmósfera mágica. Los edificios que la rodean, con variedad de estilos arquitectónicos, crean una armonía perfecta que contribuye a crear la atmósfera mágica que caracteriza esta ciudad.
Es especialmente icónica la Casa Danzante (Tančící dům), un edificio deconstructivista de Nationale-Nederlanden diseñado por Frank Gehry y Vlado Milunić. En su momento fue polémico porque desentonaba con los edificios barrocos, góticos y art nouveau que lo rodeaban.
El conjunto arquitectónico del Castillo de Praga es uno de los vestigios emblemáticos del gran pasado histórico, cultural y social de la ciudad. Este complejo amurallado es una antigua ciudadela con calles, plazas, un palacio, un convento, una basílica y una catedral que corona el conjunto: la catedral de San Vito. Este complejo amurallado se ve desde buena parte de la ciudad.
El cementerio judío es una visita obligada, pese a su aspecto siniestro. No es un cementerio monumental ni ajardinado. Aquí, las lápidas de piedra se amontonan desordenadamente, siguiendo el precepto judío que impide eliminar las tumbas antiguas. La maleza crece salvaje entre las lápidas, lo que crea una atmósfera singular.

Castillo de Praga

Plaza de la Ciudad Vieja

Puente de Carlos
Karlovy Vary
A 130 km de Praga se encuentra Karlovy Vary, quizá la ciudad balnearia más famosa de Europa, todo un pueblo de postal. Es una ciudad de cuento encajada en un estrecho valle por el que discurre el río Tepla. Callejear por este decorado historicista, cuajado de arcadas, columnatas y edificios barrocos, art nouveau y neoclásicos, revela detalles sorprendentes del pastiche arquitectónico que es esta localidad bohemia, destino popular desde el siglo XIX gracias a sus numerosas fuentes de aguas termales.
De la ciudad y las montañas se puede contemplar una panorámica sensacional en Rozhledna Diana, una torre vigía construida en 1914 en la cima de una colina. Aunque se puede subir en un funicular antiguo, si hay fuerzas suficientes merece la pena hacer la ruta por el bosque, verde y frondoso; el sendero está bien señalizado.