Los inviernos alemanes son fríos y oscuros. En esta época del año, las gélidas temperaturas y las pocas horas de luz parecen dar pocas oportunidades para disfrutar de la renovada fisonomía de Berlín. Pero las calles nevadas y la iluminación mágica de los Weihnachtsmärkte, los tradicionales mercados de navidad, llenan la ciudad de una luz particular y convierten Berlín en un destino realmente acogedor.
Berlín es una ciudad en constante ebullición que sigue muy viva incluso en invierno. De ahí que hayamos decidido disfrutar de las vacaciones de invierno en la capital alemana. Con ayuda del Glühwein, la mejor receta para entrar en calor, hemos tenido ocasión de visitar, entre otros lugares imprescindibles, la Museumsinsel, la Puerta de Brandenburgo, el barrio de Kreuzberg y la Berliner Philharmonie.