En un mundo donde la información es omnipresente, el acto de entender se ha erigido en un derecho fundamental. Ante la maraña de textos legales, formularios gubernamentales y documentos técnicos que a menudo son difíciles de descifrar, la norma ISO 24495‑1 de lenguaje claro, recién traducida al español, emerge como un faro de claridad.
Este estándar, nacido de la colaboración internacional, define principios y directrices para una redacción clara y comprensible, y es de especial valor para comunicaciones dirigidas a una amplia audiencia. Su enfoque no se limita a un sector, tipo de documento o formato específico, sino que ofrece un conjunto de pautas universales para asegurar que la información sea accesible, comprensible y útil para el público destinatario, basándose en cuatro principios clave.
Sobre estas directrices generales, y ante la vieja demanda de mayor claridad en el ámbito jurídico y en el científico, se prevé ampliar esta primera parte de la norma con partes adicionales, centradas en la redacción legal y en la comunicación de la ciencia.
La norma ISO 24495-1 juega un papel clave, ya que su aplicación puede mejorar notablemente la comunicación entre organizaciones y ciudadanos. Por ello, es un privilegio haber coescrito un artículo con la lingüista M.ª Ángeles García Asensio para el Anuario ThinkEPI, donde analizamos los beneficios de este estándar tan esperado.
Resaltamos su valor como fruto de un amplio consenso y su función vital en el propósito de asegurar el derecho a entender. Este artículo es uno de los primeros en reseñar esta importante norma, y aspiramos a que motive y sirva de recurso para quienes aspiran a una comunicación clara y efectiva.