InicioCuaderno de viajeHamburgo y Lübeck: dos joyas del norte de Alemania

Hamburgo y Lübeck: dos joyas del norte de Alemania

Hamburgo

La fantástica ciudad de Hamburgo, en la Costa Norte de Alemania, es una metrópoli con gran poderío económico. Su riqueza es perceptible en el puerto, todo un símbolo, y también en las tiendas del centro de la ciudad, que son el colmo del sibaritismo.

Descubrir el puerto de Hamburgo ha sido, de hecho, uno de los momentos más emocionantes de la visita a esta increíble ciudad. La grandiosidad de los astilleros de construcción naval y la extraordinaria animación que reina sobre el río Elba son sorprendentes. Al anochecer, con la impresionante sede de la Elbphilarmonie al fondo, el lugar regala verdaderas vistas de película.

La arquitectura de Hamburgo aglutina edificios de toda una amalgama de estilos arquitectónicos: desde el neogótico al deconstructivismo. Uno de los edificios más sobresalientes de la ciudad es la Elbphilarmonie, una sala de conciertos ubicada junto al río que le da nombre. Pertenece al movimiento deconstructivista y destaca por el contraste entre la base de ladrillo sobre la que se levanta y la superficie acristalada de la parte superior. El edificio es además un mirador sensacional: desde la terraza que lo rodea se puede contemplar una panorámica fantástica del puerto de Hamburgo.

Tras el puerto se encuentra HafenCity, un proyecto urbanístico destinado a transformar la antigua zona de descarga y almacenamiento de Hamburgo. Hoy es un lugar ideal donde degustar un tentempié de pescado marinado junto a las embarcaciones amarradas en los muelles. En el archipiélago de Speicherstadt los elevados almacenes de ladrillo rojo, entre canales de agua y puentes metálicos, constituyen uno de los símbolos inconfundibles de Hamburgo.

Otra construcción que bien merece una visita es el edificio de oficinas Chilehaus, de Fritz Höger. Es un espléndido ejemplo del movimiento arquitectónico conocido como «expresionismo en ladrillo», un lenguaje arqutectónico visionario y novedoso que dio forma a la arquitectura alemana durante un corto tiempo.

El espíritu marítimo que se respira por toda la ciudad impregna sus variados barrios de una arrebatadora diversidad gastronómica, arquitectónica y musical. El Altstadt, corazón del viejo Hamburgo, destaca por las altas iglesias y el magnífico ayuntamiento (Hamburg Rathaus), una construcción de estilo neorrenacentista situada en la céntrica Rathausplatz.

Por la mañana, el distrito de Sankt Pauli no parece muy animado, salvo si es domingo. Entonces merece la pena madrugar para ir al Fischmarkt, un popular mercado marinero. En Reeperbahn, en cambio, todo empieza a primera hora de la noche y crece en ruido, música y chillones neones hasta altas horas de la madrugada. Conocida como die sündige Meile (la milla del pecado), esta avenida del Barrio Rojo, legendario centro del atrevimiento, es uno de los centros de la vida nocturna de la ciudad.

El Neustadt, por su parte, es un barrio eminentemente diurno, donde abundan las tiendas y los restaurantes. Aquí es un buen punto de partida la calle Jungfernstieg, a orillas del río, con vistas al Binnenalster, punto de encuentro y lugar de recreo.

El rebelde y artístico barrio de Sternschanze sorprende por su ambiente de influencias berlinesas. Las calles, repletas de restaurantes, coctelerías y animados locales de música, están conquistadas también por los colores de los carteles, los graffitis y las peculiares tiendas de la zona. Tres veces al año se monta alí el Hamburger Dom, todo un evento para los alemanes. Es una feria con un despliegue gigantesco atracciones, comida y bebida a buenos precios.

Puerto de Hamburgo y Elbphilarmonie
Puerto de Hamburgo y Elbphilarmonie
HafenCity
HafenCity
Speicherstadt
Speicherstadt
Sternschanze
Sternschanze

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Lübeck

Definida por la Unesco como «prototipo de ciudad ideal del siglo XII», Lübeck es una de las ciudades más antiguas y pintorescas de toda Alemania. Destaca por la arquitectura de ladrillo de estilo gótico, cuyo origen se remonta a su época como capital medieval de la Liga Hanseática, una importante federación comercial y defensiva que algunos consideran la primera Unión Europea.

Recorrer Lübeck es caminar por la Edad Media, sobre todo en el Alstadt, el centro histórico, donde se encuentran los monumentos más importantes. Las casas de ladrillo con fachadas escalonadas e infinitas ventanas, los interiores de las iglesias, el singular ayuntamiento e incluso el hospital medieval (Heiligen-Geist-Hospital) son toda una lección ilustrada de arquitectura.

Lo primero que se avista si uno llega a la ciudad desde la estación es la imponente Puerta de Holsten, el símbolo de Lübeck por excelencia, un perfil que cualquier alemán de bien sabe reconocer y asocia a la antigua capital de la Liga Hanseática. Con una inclinación casi igual a la de la torre de Pisa, es un edificio tan icónico que figura incluso en una moneda de 2 € (en una edición especial de coleccionista).

Nada más cruzar el canal del río Trave se topa con el llamativo Salzspeicher (almacén de sal) de Lübeck. Es un conjunto de seis edificios construidos en estilo gótico báltico con la función de almacenar la sal traída de otras ciudades costeras del Mar Báltico.

Las calles del centro histórico son las más animadas y conducen a la plaza del mercado (Markt), donde se encuentra el conjunto arquitectónico del Ayuntamiento (Lübecker Rathaus), quizá el edificio más interesante, que resalta por sus ladrillos oscuros cocidos, según se cuenta, con una misteriosa mezcla de sangre de buey, ceniza y otros ingredientes.

Lübeck es también famoso por su industria del mazapán. La fama la refuerza en buena medida el Café Niederegger, que sirve, entre otras exquisiteces, una tarta de nueces revestida de mazapán y rellena de nata, y un cappuccino con sabor a mazapán.

Lübeck
Altstadt
Lübeck
Markt

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