La capital sueca es una ciudad moderna, dinámica y sofisticada, mundialmente famosa por la elegancia de sus diseños y por su moda de vanguardia. La forman catorce islas conectadas por idílicos puentes y miradores que invitan a la contemplación. Enclavada entre las aguas dulces del lago Mälar y las aguas saladas del mar Báltico, este prodigio del diseño urbanístico merece recorrerse con detenimiento para disfrutar de su elegancia y riqueza arquitectónica.
Estocolmo es, ciertamente, una ciudad de contrastes. Se mueve entre el encanto de su casco antiguo y el empuje de los barrios más modernos que dictan las tendencias en moda, diseño, arte y gastronomía.
Gamla Stan
Al llegar a la ciudad, los pasos conducen, de forma casi intuitiva, a ciudad vieja, Gamla Stan, uno de los centros históricos más llamativos de Europa. Es un compacto laberinto de estrechas calles adoquinadas entre edificios de color rojo, azafrán y terracota que parecen hundirse unos sobre otros a un ritmo glacial.
Allí es parada obligada la animada y encantadora plaza central, Stortorget. En torno a este núcleo histórico se desarrolló la aglomeración urbana medieval. Desde allí parte la calle más antigua de la ciudad, Köpmangatan, hoy repleta de boutiques y tiendas de diseñadores. También hay elegantes bistrós de cocina nórdica moderna y bares tradicionales y coctelerías elegantes donde disfrutar de la vida nocturna.
También hay ocasión de admirar la catedral gótica de San Nicolás y la pequeña Iglesia Alemana, ambas de la época medieval. Y corona esta pequeña isla el majestuoso Palacio Real (Kungliga slottet), residencia oficial de la monarquía sueca.
Norrmalm y Kungsholmen
Tras saborear el ambiente romático y el entorno marítimo del casco antiguo, se puede cruzar alguno de los puentes desde el parlamento de Suecia (Riksdag) hacia el del frondoso Kungsträdgården, un céntrico parque característico por sus cafeterías, para adentrarse así en el bullicioso barrio de Norrmalm, el distrito comercial de la ciudad.
Este animado barrio comercial es popular por las tiendas de ropa y diseño de la calle Drottninggatan y sus alrededores. También destaca por su gran oferta cultural. Dan fe de ello las obras de teatro y ballet de la Ópera Real de Estocolmo (Kungliga Operan), las exposiciones de arte y la danza moderna del Kulturhuset Stadsteatern y la música de orquesta de la Sala de Conciertos de Estocolmo (Stockholms Konserthus), de estilo neoclásico.
Al este, el tranquilo barrio residencial de Kungsholmen ofrece un buen paseo con árboles junto a las aguas del canal de Klara Sjö. Esta isla alberga uno de los edificios más importantes de la ciudad: el del Ayuntamiento (Stadshuset), un característico edificio de ladrillo rojo junto al mar, con una torre coronada por un farol. Si el edificio es impresionante, no lo es menos la panorámica que puede contemplarse de las islas vecinas desde el extenso jardín interior. Desde allí se puede admirar la diminuta isla de Riddarholmen, en cuya iglesia (Riddarholmskyrkan) se organizan festivales de verano.
Södermalm, Djurgården y Skeppsholmen
Al sur se encuentra otro barrio isleño, Södermalm, donde los escarpados acantilados frente a la bahía de escarpados acantilados frente a la bahía de Riddarfjärden ofrecen unas vistas espectaculares al atardecer. Las calles principales están repletas de galerías de arte, tiendas originales y restaurantes de lo más variopintos. Lo que una vez fue un barrio marginal se ha reconvertido en una zona alternativa y bohemia que intenta resistir a la gentrificación.
Por último, nadie debería abandonar la ciudad sin disfrutar de la singular perspectiva que brindan las frondosas islas de Djurgården, un paraíso para cualquier amante de los museos, y Skeppsholmen, de ambiente apacible. Aunque son accesibles en autobús, merece la pena abordarlas en ferry y disfrutar así de la brisa y de unas panorámicas privilegiadas en un tranquilo paseo acuático.