En plena fiebre por las series de televisión, títulos de gran calidad como Forbrydelsen, Bron/Broen y Borgen han revolucionado el panorama de la ficción televisiva. Estas joyas de la ficción escandinava han cautivado a la crítica internacional con su calidad y originalidad. Incluso Hollywood, que atraviesa una crisis de ideas, ha puesto sus ojos en ellas.
El universo de luces frías y tramas sofisticadas creado en estas series me ha inspirado a conocer Copenhague y Malmö, dos ciudades que respiran diseño, sostenibilidad y una calma profunda. Visitarlas en esta época del año permitió que los días se estiraran en una luminosidad perpetua que disuelve las sombras. Ambas ciudades están conectadas por el icónico puente de Øresund, que simboliza el espíritu creativo que ha dado lugar a tantos éxitos televisivos en estas latitudes nórdicas.
Copenhague
Reposada y serena, Copenhague parece pensada para desconectar de las prisas, del ruido y del estrés. Con sus amplias calles y su tráfico bien ordenado, una limpieza ejemplar y una extensa red de jardines, estanques y parques, la ciudad invita a recorrerla a pie o, mejor aún, sobre dos ruedas, sintiendo la brisa del Báltico.
Además de su belleza natural, la capital danesa ofrece una rica oferta cultural y artística. Desde el emblemático castillo de Rosenborg hasta la moderna ópera, pasando por el pintoresco barrio de Nyhavn, con sus fachadas de colores vibrantes, la ciudad alberga numerosos atractivos. No obstante, la famosa estatua de la Sirenita es, francamente, un atractivo sobrevalorado, quizás prescindible, eclipsado por el encanto genuino de la ciudad. También se puede disfrutar de su gastronomía, que combina la tradición danesa con las influencias internacionales, y de su animada vida nocturna que se alarga bajo el cielo claro de junio.
Malmö
Malmö, por su parte, es la tercera ciudad más importante de Suecia y es, pese a su expansión, una ciudad acogedora y tranquila, característica por los proyectos urbanísticos que la han convertido en paradigma del desarrollo sostenible. Es un remanso de arquitectura consciente.
La ciudad sueca también destaca por su diversidad cultural y su ambiente cosmopolita. En sus calles se pueden encontrar desde edificios históricos, como la catedral de San Pedro o el ayuntamiento, hasta obras de arquitectura vanguardista como el rascacielos Turning Torso o el parque ecológico de Augustenborg. La ciudad cuenta con una amplia oferta de museos, galerías, teatros y festivales, así como con una variada gastronomía que refleja su carácter multicultural, lo que ha hecho de esta escapada nórdica una inmersión completa en el estilo de vida que tanto se admira en la ficción.


