La inteligencia artificial (IA) generativa, con su capacidad para crear todo tipo de contenido, tiene una influencia creciente en numerosos campos. En esta revolución tecnológica son esenciales los modelos de lenguaje de gran tamaño. Sin embargo, pese a sus avances, la generación de lenguaje natural plantea desafíos técnicos y éticos: los resultados a menudo presentan sesgos y anomalías, y el proceso de construcción de esos resultados carece de transparencia.
En este contexto, el colectivo bibliotecario tiene un papel crucial como educador en el uso responsable de esta tecnología, ya que puede promover una comprensión crítica de sus limitaciones y puede ayudar a verificar la información que es fruto de un proceso generativo.
Los asistentes de IA no son, en sí mismos, fuentes de información confiables, sino intermediarios que requieren evaluación crítica. Los sesgos inherentes a estos modelos plantean preocupaciones éticas, y mitigarlos es un desafío continuo.
Los profesionales de la información desempeñan un papel esencial al promover la alfabetización en IA y alentar la evaluación crítica de las respuestas generativas. Las bibliotecas, por su parte, pueden ofrecer espacios y recursos para que los usuarios experimenten con la IA generativa y para promover su uso en la investigación científica. Ello puede contribuir a una cultura ética y democrática en torno a la IA, basada en principios de transparencia, equidad y responsabilidad.
Analizo estas cuestiones en el Anuario ThinkEPI, en un nuevo artículo, titulado «Los grandes modelos de lenguaje: una oportunidad para la profesión bibliotecaria».