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Lo mejor de Budapest

Sin un motivo particular, o quizá porque sobraban motivos, he decidido emprender una nueva aventura. Mi destino ha sido Budapest, una ciudad monumental a orillas del Danubio, que ha sido plató de rodaje de numerosas películas por su arquitectura y su romanticismo.

Un elemento característico de Budapest son los puentes sobre el Danubio. Los húngaros han unido Buda y Pest con diez puentes, cada uno con su propia historia y curiosidades. El más antiguo y retratado es el Puente de las Cadenas (Széchenyi lánchíd).

Le sigue el puente Margarita (Margit híd), que conecta las dos orillas y la isla homónima. Fue el lugar preferido para suicidarse por muchos húngaros, lo que inspiró un poema del poeta János Arany. Desde este puente se puede disfrutar de una vista sensacional del Parlamento de Hungría y el Palacio de Buda, especialmente al atardecer. El Parlamento, el mayor edificio del país, es impresionante desde cualquier ángulo y a cualquier hora.

A Várkerület, el carismático barrio del Castillo de Buda, se accede por unas calles laberínticas que suben por una colina llena de construcciones históricas. Aunque el funicular es la vía más popular, vale la pena entrar por el norte y disfrutar de la atmósfera única que crean las casas de colores, sobre todo en la calma de las primeras horas del día.

Parlamento de Hungría
Parlamento de Hungría
Danubio
Danubio

La colina de Buda es un mirador excepcional desde el que se puede contemplar Pest. Allí se encuentra el Bastión de los Pescadores, una terraza neogótica y neorrománica, y la Iglesia de Matías, la iglesia católica más famosa de Budapest.

El bullicioso Mercado Central es la meca de la comida gourmet y también de los platos más sencillos. Hay pensionistas comprando fruta, estudiantes compartiendo bocatas y señoras buscando utensilios de cocina. El momento más animado es el sábado por la mañana. Si el hambre aprieta, en la planta superior hay puestos de comida asequibles donde se comparte mesa con turistas y lugareños.

Un símbolo de la Budapest poscomunista es el bar de ruina, un centro multiusos en un edificio semiabandonado decorado con objetos insólitos. Szimpla Kert fue el primero y sigue siendo un lugar auténtico y divertido. Lonely Planet lo clasificó como uno de los mejores bares del mundo. Los domingos por la mañana alberga un mercado pintoresco con artesanos del queso, la mermelada, el yogur, los embutidos y la miel.

El art nouveau tiene rasgos distintos según el país donde se manifiesta, pero hay algunos elementos fácilmente reconocibles. En Budapest, el modernismo decora muchas fachadas con formas orientales como las del Four Seasons Hotel Gresham Palace, uno de los mayores edificios Art Nouveau del mundo. En diciembre, el vestíbulo se convierte en un mercado navideño. Al cruzar las puertas de acero del hotel, en el pasaje Zrínyi, se entra en un paisaje llamativo con adornos inspirados en los bosques invernales.

Iglesia de Matías
Iglesia de Matías
Szimpla Kert
Szimpla Kert

Otra joya modernista es la piscina termal del célebre Balneario Gellért. Rodeada de columnas bajo una luz tenue, parece una catedral. Budapest es una ciudad de balnearios; es imposible irse sin probar uno de ellos. Quizá el más pintoresco son los Baños Széchenyi (Széchenyi Gyógyfürdő), el mayor recinto termal de Europa, con 18 piscinas geotermales flanqueadas por miradores neobarrocos de color anaranjado. En estas aguas se puede ver a húngaros jugando al ajedrez.

A tiro de arcabuz, en el parque parque Városliget, se encuentra otra curiosidad arquitectónica: el Castillo de Vajdahunyad. Pese a su aspecto romántico, se construyó en 1896 y es un pastiche que reproduce la evolución arquitectónica de Hungría. El castillo acoge festivales, conciertos y las exposiciones del Museo de Agricultura de Hungría.

Visitar un cementerio, dicho así, no suena muy atractivo, pero el de Kerepesi (Fiumei úti Nemzeti Sírkert) es precioso y vale la pena. Es un parque y un museo al aire libre, lleno de estatuas verdosas y monumentos que homenajean a políticos, científicos y artistas húngaros famosos.

También es monumental la Gran Sinagoga de la Calle Dohány, en el barrio de Erzsébetváros. De estilo morisco, con toques bizantinos, románticos y góticos, es la segunda sinagoga más grande del mundo. En el exterior hay un cementerio judío (menos siniestro que el de Praga) y el Árbol de la Vida, una escultura en memoria de los mártires del Holocausto.

Baños Széchenyi
Baños Széchenyi

Castillo de Vajdahunyad
Castillo de Vajdahunyad

La ciudad también aloja uno de los edificios neorrenacentistas más importantes de toda Hungría: la Ópera de Budapest. Se construyó con la condición de que no superara a la Ópera de Viena, con la que competía, y el edificio está adornado con esculturas de músicos y compositores célebres.

Quien llegue a Budapest en diciembre podrá disfrutar de la feria navideña de la plaza Vörösmarty, con paradas de madera en forma de chalets de montaña donde se pueden degustar platos de la gastronomía húngara. Cada noche hay un festival de aromas de comida recién hecha. Y no solo hay luces en Navidad; la perla del Danubio siempre ha destacado por la iluminación nocturna de sus edificios. Es un espectáculo que se puede ver desde cualquier lugar a orillas del río.

En suma, todos estos atractivos hacen que caminar por Budapest sea como cruzar un escenario de película.

Plaza Vörösmarty
Plaza Vörösmarty

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