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Bélgica resplandeciente

De clima típicamente europeo y de paisaje variado, Bélgica es una Europa en miniatura que combina lo mejor de cada país en una mezcla única de tradición y modernidad, que se refleja en sus calles y plazas. A pesar de su pequeño tamaño, ofrece una gran diversidad de paisajes, arquitectura y gastronomía.

El país se divide en tres regiones: Flandes, de habla neerlandesa; Valonia, francófona; y Bruselas, una isla bilingüe en territorio flamenco. Si se tiene la suerte de visitarlo en un soleado mes de junio, sus encantos se pueden apreciar con una luz excepcional.

Flandes

En la región flamenca de Bélgica se encuentran algunas de las ciudades más encantadoras de Europa, que conservan el esplendor de su pasado comercial y cultural. Sus canales, sus plazas animadas, sus campanarios imponentes y sus casas con fachadas escalonadas son algunos de los atractivos que comparten Brujas, Gante y Amberes, tres paradas imprescindibles.

Pequeña y abarcable, Brujas es una ciudad de cuento, muy bien conservada, que se disfruta a pie por sus calles adoquinadas y en barca por sus canales, desde donde se pueden admirar puentes de ladrillo e iglesias de piedra. Su plaza mayor, o Grote Markt, es el corazón de la urbe, rodeada por el grandioso edificio neogótico del Consejo Provincial, el imponente campanario (Belfort) y las coloridas casas gremiales.

Gante, por su lado, tiene un aire romántico y señorial que cautiva desde el primer momento. Su casco antiguo está dominado por el Puente de San Miguel, que ofrece unas vistas asombrosas de los muelles de Graslei y Korenlei, símbolos de la ciudad que muestran un compendio de historia del arte. Desde aquí también se pueden ver otros elementos reconocibles: el Belfort y la Catedral de San Bavón. Después de maravillarse ante tanta monumentalidad, es una delicia perderse por Patershol, el pintoresco y relajado barrio de los tejedores, que en la luz del atardecer se vuelve aún más bohemio.

Amberes es una ciudad singular y algo excéntrica, famosa por el legado barroco del pintor Pedro Pablo Rubens. El elemento más prominente de su paisaje urbano es la altiva catedral gótica de Nuestra Señora, que se eleva desde Handschoenmarkt. Las calles que la rodean conectan con la plaza más icónica: la Grote Markt, envuelta por edificios de ornamentadas fachadas renacentistas que guardan la memoria de las antiguas casas gremiales.

En la misma provincia de Amberes se halla una gran desconocida: la ciudad histórica de Malinas, que acoge quizá el edificio religioso más importante del país, la Catedral de San Romualdo, en una magnífica plaza central presidida por el edificio medieval del Ayuntamiento (Stadhuis), ejemplo emblemático del gótico brabantino. Sus canales no tienen el encanto que destilan los de Brujas, pero la localidad ofrece un ambiente tranquilo que es su principal atractivo.

Por último, la ciudad universitaria de Lovaina destaca por su ambiente estudiantil, que ha hecho de la bicicleta un elemento más del paisaje urbano. Su pintoresco y animado casco antiguo está repleto de tabernas y restaurantes tentadores. La ciudad deslumbra también por su arquitectura también; en particular, la del Ayuntamiento, una construcción tardogótica con una ornamentación asombrosa. En el extremo sur se puede visitar el Gran Beguinaje de Lovaina, un beaterio o begijnhof donde vivían las beguinas, religiosas laicas que vivían en comunidad, hoy habilitado como colegio mayor.

Brujas
Brujas
Gante
Gante
Lovaina
Lovaina

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Valonia

Namur es la capital de la Región Valona y se sitúa en la confluencia de los ríos Mosa y Sambre. Su gran ciudadela militar domina la ciudad y ofrece unas vistas increíbles. El centro de la ciudad tiene pequeños tesoros arquitectónicos y terrazas agradables entre calles empedradas.

Más al sur, el coqueto pueblo de Dinant se extiende a orillas del Mosa, bajo un acantilado abrupto. Sobre el peñón, una ciudadela vigila el paisaje, y bajo la pared rocosa, la Église Notre-Dame aporta al conjunto un toque de grandeza gótica. Dinant es también el lugar de nacimiento de Adolphe Sax, inventor de instrumentos musicales.

Lieja es la localidad más grande de la región y, a simple vista, tiene un aspecto algo deprimente. Su pasado industrial y minero ha dejado huellas de decadencia. Su construcción más icónica es quizá la moderna estación de Lieja-Guillemins, con unas curvas que parecen el esqueleto de una ballena.

Bruselas

De la capital belga, ¡qué decir! Tiene fama de fea, oscura, aburrida e impersonal. Su condición de capital administrativa europea le ha dado el estigma de «ciudad funcionarial», llena de negocios y rascacielos acristalados. Pero es solo un estereotipo; Bruselas esconde mucho más.

Basta con adentrarse en su centro histórico, todo un festín para la vista y el paladar. La suntuosa Grand Place es un rincón lleno de encanto, con sus adoquines, el Ayuntamiento, las casas gremiales, la Casa del Rey, los bares clásicos… A todas horas, el ambiente es máximo.

Bruselas tampoco es solo cerveza, moules-frites, gofres y chocolate. También tiene platos típicos de la gastronomía belga, como el conejo a la cerveza, el carbonade o el waterzooi de Gante. Y es un sitio para los amantes de las antigüedades, los libros y los cómics. Además, es un paraíso del art nouveau, pues atesora muchos edificios modernistas en los distritos de Saint-Gilles e Ixelles. Así que mejor desconfiar de los estereotipos y descubrir Bruselas por uno mismo.

Grand Place (Bruselas)
Grand Place (Bruselas)

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